viernes, 1 de mayo de 2009

Historia del Primero de Mayo en España


La fiesta del Primero de Mayo ya se celebraba en España en el siglo XIX, dándose la dicotomía festividad-día de luto y lucha entre socialistas-anarquistas. Después del paréntesis de Primo de Rivera (1923-1931), donde las manifestaciones públicas estuvieron prohibidas, en 1931 la República declaró festivo el Primero de Mayo. Pero en 1937 se prohibe la fiesta en la España Nacional, calificándola de subversiva.

El Régimen instauró el 18 de Julio como “Fiesta de Exaltación del trabajo nacional”, para conmemorar la reconstrucción de la patria, como fiesta interclasista de hermandad entre empresarios y obreros.

En 1955 Pío XII introduce en el calendario religioso San José Obrero o Artesano el 1 de mayo, que en contraposición al Primero de Mayo obrero de lucha de clases, es una jornada evangélica. En los actos oficiales se encarnaba a un San José Artesano como trabajador humilde (sumiso) y padre de familia ejemplar. Había “demostraciones sindicales” de agradecimiento al caudillo Franco, que hacía viajes por España inaugurando unos cuantos economatos, entregaba las medallas al mérito del trabajo y se hacían representaciones folclóricas y deportivas en el Bernabeu, buscando mostrar al exterior una imagen de adhesión popular.

Sin embargo la conflictividad social y de oposición al régimen fue en aumento y tras el 1 de Mayo de 1962 se declara el estado de excepción en Asturias, Vizcaya y Guipúzcoa, y siguen unos años de conflictivos Primeros de Mayo que llevan incluso a la ilegalización de CCOO en 1967 y declaración de estado de excepción en 1969.

Nuestra mitificada “transición” fue un momento álgido de reivindicaciones políticas y sindicales, con un protagonismo de las masas obreras que se frenó cuando el PSOE puso en marcha la reconversión industrial. En los primeros noventa, con la interesada desideologización y a ese perverso debate sobre el fin de las ideologías, la lucha de clases en el escenario del Primero de mayo parece muerta (o por lo menos aletargada).

La fecha es un hito en la creación de identidad obrera y debiera poder ayudar a la toma de conciencia de una clase trabajadora representada hoy por la teleoperadora o el cajero del Burger King tanto como por el minero o el reponedor del Mercadona. En cualquier caso, celebración para unos, combate para otros, el único día de fiesta que no ha impuesto un gobierno, sino la gente (de una manera u otra), merece que conozcamos su historia y lo celebremos en las calles.

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